INTI RAYMI, la celebración al retorno del viajero de los cielos, en el hemisferio Sur.

Todos nuestros ancestros han mirado al cielo con muchas preguntas. Los surcos en el andar de los astros por el firmamento, han dejado sus respuestas.
Por miles y miles de años hemos dependido de nuestra curiosidad, nuestro poder de observación y nuestra imaginación. Y los primeros humanos que miraron y volvieron a mirar, descubrieron que el astro Sol se envolvía en una danza en la que volvía a recorrer sus propias huellas en el horizonte. En ese momento clave de la historia, nació el tiempo como lo conocemos.
Nuestros ancestros hicieron uso de este conocimiento para darle forma y sentido a su propio caminar por la vida. Y las estructuras del tiempo que habíamos descubierto e imaginado, eventualmente permearon todos los espacios de nuestro mundo y nuestra mente.
El Sol, la luz, el tiempo, nuestros dioses. Distintas civilizaciones celebraron la partida del Sol ( a medida que brillaba con menos fuerza y los días se hacían más cortos) y su retorno ( brillaba con más fuerza y los días se hacían más largos), de la misma forma que celebraban el nacimiento de un niño y la muerte de un anciano.
En el Sur, su retorno, su renacimiento, se celebra alrededor del 21 de junio. En el Norte alrededor del 21 de diciembre. En el Sur muchos lo han olvidado (y por eso se sigue celebrando el nacimiento en Diciembre, una costumbre heredada de quienes viven en el Norte), pero muchos lo estamos recordando y volvemos a celebrar el nacimiento en Junio.
Te invito a hacer consciente tu celebración en estos días, cada año. En el Sur, la tierra emprende su regreso al Sol y el Sol su regreso a la tierra. Poco a poco la tierra que descansa se irá abriendo a recibir las semillas del humano, de la misma manera que el Sol se abre para recibir las tuyas.
Aprovecha este día para ofrendar tu intención en este nuevo ciclo al calor, la luz y la fecundidad del astro Padre.
Este es nuestro baile con el Sol, y así será hasta que un día, el ritmo de la danza cósmica se transforme, y con ella se transforme nuestro tiempo. Hasta entonces, danzaremos…
Francisco Victoria.